Cuando el Llanto Aleja a los Padres del Tratamiento Dental

miedo al llanto

Uno de los mayores desafíos en odontopediatría no es técnico, sino emocional: muchos padres abandonan el tratamiento dental —o cambian de profesional— simplemente porque su hijo lloró en el consultorio.

¿Por Qué Ocurre Esto?

1. La Confusión Entre «Dolor» y «Miedo”

Lo que ven los padres: Su hijo llora, se resiste o dice que «le dolió».

La realidad: En la mayoría de los casos, no es dolor físico, sino ansiedad.

2. La Presión del «Dentista Perfecto»

Muchos padres buscan un profesional que:

✔Nunca haga llorar al niño (aunque el tratamiento sea necesario).

✔Resuelva todo sin que el niño note que estuvo ahí (algo imposible en casos de caries profundas o traumas).

✔No use técnicas de contención (aunque sean seguras y estén protocolizadas).

Resultado: Cambian de dentista repetidamente, retrasando tratamientos clave.

 3. El Efecto «Redes Sociales»

Cuando su hijo no reacciona así, asumen que el problema es el profesional, no el contexto.

Algunos padres comparan la experiencia de su hijo con videos de «niños riéndose en el dentista» (que suelen ser controles preventivos, no tratamientos reales).

Cómo Enfrentar Esta Situación?   

Para los Padres de Familia o Tutores:

✔ Entender que el llanto NO siempre significa «mala praxis».

  • A veces, es una reacción normal al estrés (como llorar al cortarse el pelo o al aplicar una vacuna).✔Preguntar, no suponer.
  • En lugar de asumir que el dentista lastimó al niño, preguntar: *»¿Fue dolor o solo incomodidad?»*✔ Dar tiempo a la adaptación.
  • Un niño puede llorar en las primeras visitas y luego acostumbrarse (sobre todo si los padres mantienen la calma).✔Preparar al niño antes de la cita.
  • Explicar de manera positiva qué sucederá y evitar transmitir ansiedad o miedo ✔Evitar reforzar el miedo.
  • Frases como «Vas a sentir un piquetito» o “Pobrecito» pueden aumentar la ansiedad del niño. ✔ Confiar en el profesional.
  • Un odontopediatra capacitado sabe cómo manejar la ansiedad infantil sin comprometer la seguridad del niño.

Conclusión

El llanto de un niño en el consultorio no es un fracaso profesional, pero SÍ es una oportunidad para educar a los padres. La odontopediatría no es magia: a veces, requiere tolerar momentos difíciles para evitar problemas mayores.

La próxima vez que tu hijo llore en el sillón dental, pregúntate: ¿Fue por mala praxis?», ¿Estoy dispuesto a sacrificar su salud bucal por evitar 10 minutos de incomodidad?»

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